10 claves para entender el melanoma
Cada año hay en la Argentina 1731 casos nuevos de melanoma y 595 muertes anuales, según los datos publicados por Globocan[1] (Global Cancer Observatory).
Tener información sobre esta enfermedad, y hacer controles anuales con médicos dermatólogos, ayuda para poder prevenir o detectar en los estadios iniciales.
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El melanoma nace de unas células que se llaman melanocitos, encargadas de dar el color a la piel, al cabello, a los ojos y cuya principal función es proteger a las capas más profundas de la radiación ultravioleta.
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Los melanomas nacen, generalmente, en la piel, pero también pueden nacer en otras partes del cuerpo como las mucosas o los ojos. Pueden desarrollarse sobre un lunar ya existente, sobre un lunar nuevo o, también, presentarse como una lesión de la piel sin color. En general es detectado por el dermatólogo quien lo analizará y confirmará el diagnóstico a través de una biopsia.
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Dentro de los cánceres de piel, el melanoma es el menos frecuente. Los otros se llaman carcinomas. Pero el melanoma es el más peligroso porque tiene capacidad para propagarse a otras partes del cuerpo velozmente si no se hace el diagnóstico temprano.
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Las zonas de la piel en donde más frecuentemente se desarrolla el melanoma son las piernas (en las mujeres), el torso y el cuello (en los hombres). Pero hay que tener en cuenta que se puede formar en cualquier parte del cuerpo (estén o no expuestos al sol) como las palmas de las manos, las plantas de los pies, entre los dedos, en los ojos, la boca, o incluso en los genitales.
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La edad de mayor diagnóstico es entre 59 y 60 años, pero puede aparecer en personas de cualquier edad. No hay diferencias importantes de casos entre los hombres y las mujeres, prácticamente afecta a ambos por igual. Es un cáncer muy poco frecuente en niños, pero tampoco están exentos. Y, en este último caso, sería el pediatra quien alerte sobre alguna lesión en la piel y derive a un especialista.
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Al diagnosticar el melanoma se lo divide en diferentes estadios (0 al 4) en función de la profundidad que alcanzan las células tumorales en las diferentes capas de la piel y la capacidad de llegar a los ganglios o extenderse a órganos a distancia. En estos casos se dice que hizo metástasis y podría diseminarse al pulmón, hígado, cerebro, huesos, etc. Por eso, la detección temprana es fundamental ya que, cuanto menor es el estadio, hay más oportunidades de tratamiento. Hoy en día, gracias al avance de la ciencia, se ha logrado que pacientes con estadios avanzados tengan una sobrevida muy superior a lo que tenían los mismos casos hace 10 años.
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Tratamientos: Hay que tener en cuenta que el melanoma es un tipo de cáncer muy heterogéneo. Por eso cada médico, junto al paciente, va a decidir cuál es el mejor tratamiento teniendo en cuenta el estadio, el tipo de melanoma, el tamaño, la ubicación, si tiene mutaciones genéticas o no, etc. Es decir que no todos los pacientes van a recibir el mismo tratamiento.
Los tratamientos no tienen duración estándar y van a depender de cada paciente y de cada tratamiento utilizado. -
Factores de riesgo: Hay factores que aumentan las posibilidades de que se desarrolle el melanoma: algunos de ellos son el color de piel claro, quemarse con más facilidad ante el sol, tener ojos y cabellos claros (o pelirrojos) y tener muchos lunares. La exposición a la luz ultravioleta (que puede venir del sol o de camas solares) y haber tenido cáncer de piel anteriormente (melanoma u otro tipo) también son factores que aumentan las posibilidades de que se desarrolle el melanoma. Es importante tener en cuenta que el riesgo se incrementa si uno o más parientes de primer grado (como padre, madre y/o hermanos) han tenido la enfermedad ya que, alrededor del 10% de los casos de todas las personas con melanoma tienen antecedentes familiares.
Es importante tener en cuenta que se puede tener uno o más factores de riesgo pero eso no significa que si o si va a tener un melanoma o que se puede tener solo un factor de riesgo y desarrollarlo. -
Prevención: En la infancia no deben estar expuestos los niños al sol y, en caso de hacerlo, consultar al pediatra la mejor protección solar según el tipo y color de la piel y usar ropa adecuada (con protección UV). A partir de los 18 años, se debería realizar una consulta anual con el dermatólogo, principalmente ante la presencia de lunares. También evitar la exposición al sol entre las 10 de la mañana y 4 de la tarde y usar protectores solares y ropa que cubra el cuerpo, gafas de sol y sombreros. Además de evitar las camas solares.
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Autodetección: Siempre examinarnos el cuerpo (solo o con ayuda de otros). Cualquier lesión nueva en la piel (con o sin pigmento) o un lunar que cambia en su tamaño, forma, color, si duele o pica, o si sangra debe motivar la consulta a un dermatólogo. Sin embargo, es importante aclarar que el auto chequeo no reemplaza los controles médicos anuales con un médico dermatólogo.
Artículo realizado con el asesoramiento de la médica oncóloga especialista en tumores cutáneos Dra. Florencia Cuadros (MP 15733), miembro de la Asociación Argentina de Oncología Clínica.
[1] International Agency for Research on Cancer (WHO). Estimated number of new cases from 2020 to 2040.